La primera vez que me hablaron sobre pañales de tela estaba en espera de mi bebé Alisa, mi mamá me dijo: “oye mira le pedí unos de estos a Ali, solo tienes que elegir los diseños”. Mentiría si no aceptara que dude muchísimo, pensé: “¿de verdad? ¿creen que voy a lavar pañales? ¿a qué hora? Como toda mamá primeriza estaba abrumada por la cantidad de cosas nuevas que aprender y encima tenía que lavar pañales. Pero mi mamá estaba realmente emocionada y bueno a la abuela hay que darle gusto.

Busqué un poco de información y durante mi embarazo nos hicimos de una pequeña cantidad de pañales.

Por cuestiones de trabajo de mi esposo, nos tuvimos que mudar de ciudad lejos de la abuela. Los primeros tres meses usamos pañales desechables y en realidad no les veía ningún problema, así que ¿por qué aventurarse a lo desconocido?… y entonces sucedió, vino la abuela de visita y no estaba dispuesta a desistir en su cometido.

Le pusimos su flamante primer pañal de tela (no sin antes aventarnos algunos videos en youtube por aquello de los botones, el ajuste, etc.), todo pareció ir bien, sin accidentes ni sorpresas. Después de todo tal vez no era tan mala idea dejar de gastar en desechables y de paso dejar de contaminar tanto, con el tiempo me animé a usarlos por la noche y hasta para salir, eso es todo un logro y seguramente tu mamita me entiendes!

 Han pasado 10 meses desde entonces, me hice experta en el tema, he leído muchísimo y buscado capacitarme de manera autónoma y 50 pañales después (precaución: la “pañaleada” causa adicción) lo decidimos: tenemos la misión de que más y más familias los conozcan, los usen y los amen igual que nosotros. ¿Te animas?